martes, 13 de julio de 2010

La historia de Ángela

Era un domingo de julio y Laurence planchaba delante de la TV. Su marido e hijos veían la final de la Copa del Mundo de Futbol entre España y Holanda mientras comían palomitas. Al ver el suelo salpicado de palomitas, Laurence cerró los ojos e intentó calmarse. Tenía que distraer su mente con cosas agradables para no fijarse en las palomitas que su familia repartía por el suelo y el sofá distraídamente. Fue entonces que se acordó de la presentación de una compañera del curso de español sobre São Miguel, una isla preciosa en medio del océano Atlántico. Imaginó la sensación agradable de volver a poner su traje isotérmico y sus aletas para bucear. Pudo incluso sentir el agua alrededor de su cuerpo y ver cangrejos, ángeles de mar y medusas. Cuando entró en una cueva, le pareció avistar Neptuno corriendo tras una sirena con su tridente. Laurence se aproximó para aclarar su visión. Sin embargo, descubrió que todo lo que había en la cueva era un pulpo que extendía sus tentáculos hacia ella. Inmediatamente reconoció pulpo Paul. Desgraciadamente, el octópodo la trajo de vuelta a su salón, a su hierro de planchar y a las palomitas tiradas en el suelo.

Ângela Pereira

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